domingo, 4 de septiembre de 2011

Fiestas y costumbres de mi mocendad



Hoy tenía ganas de volver a encontrarme con mi blog. Pero no sabía qué relataros en esta ocasión y de pronto me han venido estos recuerdos a mi mente, cómo nos divertiamos los jóvenes de Turre en en mi mocendad. Este relato se va a remontar a la década de los sesenta y un poco antes ya que hoy en dia voy camino de los sesenta y siete, yo los llevo con mucho gusto, en la vida todo tiene su compensación, de lo malo trato de recordarlo todo lo menos posible y en los buenos recuerdos me recreo y saboreo.



De más está el decir la vivencia de la juventud de hoy en día a la que vivimos nosotros, ¿creéis que porque lo tenéis todo o casi todo al alcance de la mano disfrutáis más? pues no es así, para poder saborear y valorar las cosas has de tener ganas de ellas, la saciedad no acarrea nada bueno, no me gustaría que pensaseis que estoy sermoneando (solo doy un consejo).



  A mi también me han gustado muchisimo las fiestas, en concreto el baile y de hecho me sigue gustando, porque yo como haya baile sin bailar no me voy a mi casa. Cuando yo era niña con tres o cuatro pesetas a lo mucho pasaba la feria y de moza no con mucho mas, con que ilusión esperábamos la feria de San Frncisco de Asís que es el cuatro de octubre como ya sabemos todos los turreros. Que ilusión me a hecho siempre me sigue haciendo y por lo visto mientras pueda es subir a la ermita a bajar a nuestro querido Patrón y cantarle su himno. En casa de mis padres lo primero era coger la almendra porque mi madre Dolores la molinera la vendía para después comprarnos los vestidos y zapatos para la feria. También ibamos andando a las fiestas de los Gallardos y Mojacar, nos comíamos un dulce o dos, y nos dábamos un hartón de bailar.


Las que no teníamos novio bailábamos nosotras solas y los muchachos se nos acercaban a pedirnos "de partir pareja" ¡que cosas tiene la juventud, qué bien nos lo pasábamos! y de vuelta andando otra vez para Turre, siempre nos acompañaba la madre o alguna vecina de las que íbamos, María el molinico y Rodrigo el del horno nos acompañaban muchas veces siempre con  su burra ya que no habia muchos medios de transporte y además el mas economico y quien tenia que ir siempre andando a todas partes, este animal siempre a sido de usos multiples ya que eran servicio para todo. ¡qué buena gente que eran Rodrigo y Maria!.

Turre siempre ha sido punto de encuentro para la juventud y mayores, recuerdo el Caimán con sus bailes, yo era una niña pero ya me escapaba y me iba. Había cine los jueves, sábados y domingos, se ponía la plaza a reventar de gente porque ni en Mojacar ni los Gallardos había cine y era la única diversión que había por estos alrededores. El medio de comunicación era andado y en bicicleta (que no todos la tenían), por eso nos conocemos la mocendad de esos años aunque fuéramos de pueblos distintos porque como ya he explicado antes aquí teniamos el punto de encuentro para reunirnos. ¡Y de casamientos para que decir! Antes cuando había una boda estaba todo el pueblo invitado. Qué buenos aquellos buñuelos que hacia Silvestra, nos hacíamos un nudo en las  mangas de las chaquetas las llenábamos de buñuelos y nos las llevábamos para comérnoslos después . Con qué ilusión lo hacíamos todo nos sabía a gloria.




 El vestir era exactamente lo mismo, sin comparación de hoy en día, ahora es una saturación y un desgano de  y antes ansias alegrías y agradecimiento  y como hay gustos para todo, ambos estremos puestos en una balanza no se que lado pesaría más.La moraleja de mi relato es darle un mensaje a la juventud de hoy. De que con menos se puede vivir y ser felices y os ruego que seais juiciosos que la calle está muy peligrosa. No canso más con este relato espero que os entretenga y os haga meditar. No terminaría  de  contaros cosas  pero tampoco  quiero hastiaros, dejaré tema para otra ocasión.